viernes, 5 de febrero de 2016

El traidor

Día 36 en el puerto
Por Erwin Morales
No dejo de sentirme a veces como un traidor, como el que renuncia a su origen para ir hacia un nuevo destino.

Es como rechazar que el agua que has bebido es la mejor, o creer que la tierra que pisas no tiene comparación o que las personas que han estado contigo son las más alegres, buenas e inteligentes como no puede haber otras.

Y luego viajas, pruebas y miras, luego anhelas y entonces te has vuelto en un traidor, al decirle a los de tu origen que hay otras cosas en otros lados que te hacen tan o más feliz que estas.

A mi parecer todo traidor es un incomprendido, por si no, todo incomprendido es un traidor. El traidor va en contra del grupo, va en contra del alma común. Lo negativo o positivo de eso depende de quién cuente la historia.

La palabra traidor viene de "traer", el que trae o lleva algo y así es como se llega, que todo explorador, todo aquel que sale de su zona de confort, que juró que no había otra igual o mejor o que le apeteciera, ahora se desdice y trae algo nuevo.

De alguna manera soy un traidor, porque ahora busco algo más, busco algo nuevo, busco algo que traer y hay que traicionar mis creencias anteriores, porque ahora creo que hay algo mejor.

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